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La empresa “JUAN CABRERA MARTIN (LA PALMA), S. A.”, tiene sus orígenes, en una tienda de ultramarinos que su fundador, D. Juan Cabrera Martin, abrió a su regreso de Cuba, en 1864. En sus comienzos, se dedicó a la exportación de cochinilla, cebollas, ajos, etc. Poco a poco, fue extendiendo su red comercial por toda la geografía insular, pasando, en pocos años, a ser un destacado exportador de estos productos. Años después, y con los beneficios obtenidos de este tráfico comercial, abrió un negocio de ferretería y con las posibilidades que ofrecía el mercado textil, gracias al sector algodonero, extendió, también, su comercio a este mercado.

En 1890, adquiere la que sería, y continua siendo, sede central de la empresa en la calle Anselmo Pérez de Brito, nº 2 de Santa Cruz de La Palma, formando parte, posiblemente, de uno de los conjuntos arquitectónicos más importantes de Canarias.

A partir de esa fecha, amplia las fronteras de su comercio, y comienza, incluso, a introducirse en el trafico comercial con Africa y América, así como en las consignaciones navales, convirtiéndose, paulatinamente, entre 1.890 y 1.916, en Agente de la Compañía Transatlántica, de los Vapores de Correo de la Sociedad de Navegación e Industria, de la Compañía Valenciana de Vapores Correos de Africa, de la Línea Pérez de Santander, de la Línea Otto Thoresen, de Yeovyard Line, de la Woerman Line,del Horddeutsche Lloyd de Bremen, de la Hamburg Bremen-Afrika Line, de la empresa Sobrinos de Herrera de la Habana y de la Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios en Tazacorte y Sauces.

En este campo, cabe resaltar su importancia como comerciante de la creciente industria del carbón mineral, granos y guanos, tiendas de comestibles y tejidos, almacenista de curtidos y madera, venta de maquinas de cocer, quincallería, almacenista de sal y, sobre todo, exportador de almendra y cochinilla. Sin embargo, tras la crisis de la exportación de la cochinilla, motivada, entre otras razones, por la aparición de colorantes químicos, comienza a introducirse en el negocio del tabaco, como rama productiva sustituta.

Así, dentro del sector industrial, fundó su propia fabrica de tabacos, titulada “La Africana”, cuya importancia y calidad de sus productos la hicieron merecedora de varios premios en certámenes internacionales, entre los que cabe destacar, la medalla de oro de la Exposición Hispano-Francesa de Zaragoza (1908), mención honorífica en la Universal de Amberes (1908), el primer premio en el concurso de la Cámara Agrícola de Santa Cruz de Tenerife (1909), así como sendas medallas de oro en la Nacional de Valencia (1910) y en la Exposición Hispano-Americana de Sevilla (1930).

Por otro lado, y ante la ausencia de banca en Santa Cruz de La Palma, decide crear una entidad bancaria, vinculada, fundamentalmente, a las actividades agrícolas, mercantiles y a la captación del ahorro indiano, y tuvo un gran desarrollo en el primer tercio del siglo XX, pero con la gran depresión sufrió un duro golpe y fue una de las causas, por la que a posteriori, fue absorbida por la banca nacional (Banco Español de Crédito, junio de 1948).

En los últimos años de su vida, D. Juan fue delegando, de manera progresiva, la dirección de la empresa en la figura de su hijo mayor D. José A. Cabrera Martín, quien, en unión de sus hermanos, continuaron, por prescripción testamentaria de su padre y fundador, en la dirección de dicha empresa, que se constituye en E.T., hasta que en 1936 se convirtió en Sociedad Anónima, bajo la denominación, en honor a su fundador, de JUAN CABRERA MARTIN (LA PALMA), S. A., con un accionariado exclusivamente familiar.

Cabe destacar desde sus inicios, la diversificación de actividades, compensando la caída de determinados productos y actividades, con la implantación de otros nuevos, y que hizo que se superaran los periodos de guerras y crisis mundiales, así como la guerra civil española.

Los años sucesivos, van a estar caracterizados por esa diversificación, destacando su integración, en los años 70, en la rama del automóvil, la incursión en el cultivo del plátano, el abandono paulatino del negocio de la alimentación y, sobre todo, la venta de una de sus ramas más tradicionales, la tabaquera, propiciada por la aparición en el mercado de los cigarrillos rubios de las multinacionales americanas.

En la actualidad, y tras mas de 140 años de historia, JUAN CABRERA MARTIN (LA PALMA), S. A., mantiene esa diversificación marcada desde sus inicios, en actividades muy dispares: Consignatarios y Estibadores de Buques, Arrendamientos y Promociones Inmobiliarias y Explotaciones Agrícolas. Diversificación, tan necesaria en un mercado directo que tan solo cuenta con unos 80.000 habitantes. A ello hay que añadir la doble insularidad, la cual se hace patente y dificulta, en un espacio tan limitado, el mantener un crecimiento constante.


Juan Cabrera Martín (1838–1916)
Fundador de La Casa Cabrera
Conoce su biografía

Para más información:
info@cabreramartin.com